Huyan de los hombres que no consuman porque acabaran arañándoos las entrañas. Huyan despavoridas de esos ineptos charlatanes que no consuman pero hablan y hablan de todo, saben de todo y además se lo creen. Huyan de esos especímenes que no consuman, no con su verga, no, éso no nos interesa, vergas hay por doquier. Hablo de los hombres que no consuman con su mente, con su intelecto, con su corazón si mucho me apremian. De esos que no saben querer, que no saben de la amistad ni del amor aunque se llenen la boca definiendolo, por que se escuchan, ellos se escuchan a ellos, solo a ellos y se creen todos sus cuentos adornados de palabras de algún otro, con fama, que tampoco consumaba. Cuanta ineptitud pretenciosa, asuman que no creen en lo que no saben, en lo que inútilmente pretenden, impotentes del querer, del sentir, del dar, del amar. Y como no pueden, predican que no existe, que son quimeras que se esfuman en el tiempo. Tiempo? No existe el tiempo, los sentimientos son atemporales, si me apuráis diría que eternos. Huid de todos aquellos que huyen de si mismos, quizá se tengan miedo, posiblemente sentir sea su mayor enemigo y por eso luchan con uñas y dientes contra ello, llamándolo reflexiones encubiertas como si fuese literatura. No, no les creáis, no escuchéis todo lo que ellos dicen y no saben.

Fragmento de "La mujer que vive en mi"
Carme López
(Sentiments Trencats)

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